El jodío barbudo tenía razón: La crisis da la vuelta a las encuestas y aúpa al PP por encima del PSOE.

En la sala de juntas de la Ejecutiva se masca la tensión. Sólo unos tenues cuchicheos y el ruido de los papeles que pasan de mano en mano rompen un silencio expectante. De repente, se abre la puerta de doble hoja y aparece Mariano Rajoy. Debajo de las gafas sus ojillos brillan como piedras pulidas. La barba, generalmente mustia como un estropajo, hoy parece digna de un profeta del antiguo testamento.

 

-         “¡Os lo dije!”, exclama triunfante

-         “¡Lo dijiste!”, le hace el eco, Sor-Aya mientras se pone en pié.

-         “¡Nos lo dijo!”, corean Cospedal y Ana Mato.

-         “¡Lo dijo, lo dijo!”,  Arenas y Glez-Pons gritan al únisono.

-         “Si, lo dijo, ¡bah!”, musita Gallardón. (es el único que desentona, y permanece sentado)

 

Empiezan a sonar los acordes de “Gracias por venir” de Lina Morgan. Mariano, apoyándose en la mano que le tiende Glez.-Pons se sube encima de la gran mesa de juntas. Soraya, le ofrece su pasmina, que se enrosca al cuello como si fuera una boa de plumas de marabú. Empieza a cantar y bailar como una corista:

 

“Agradecidaaa y emocionadaaa,
Solamente puedo decir, 
gracias por el crash.

La luz se enciende, 
me van a votar, 
todo es igual que ha sido ayer (cuando Aznar) 
todo es hermoso, todo es alegre, 
maravilloso puedo ver.

Agradecidaaa y emocionadaaa 
Solamente puedo decir, 
gracias Wall Street. 
La torta volteaa, 
y voy a ganar, 
todo da igual pues voy a vencer, 
todo es hermoso, todo es alegre, 
de Presi me puedo ver.

Agradecidaaa y emocionadaaa 
Solamente puedo decir, 
chincha ZE-TA-PEEEEÉ.”

 

Se lanza a deslizarse de rodillas sobre la mesa, que recorre hasta el borde. Termina con los brazos en alto en pose triunfal. El resto, menos Gallardón, que está conspicuamente apartado en un rincón, ha estado bailando y haciendole los coros. Finalizan el número lanzado los papeles al aire con alborozo.