El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, tiene la costumbre de acudir a La Moncloa en taxi. Al ser recibido por el Presidente Zapatero, que le esperaba a la puerta del palacio, el Sr. Revilla ha aprovechado la ocasión para presentarle al chofer del taxi. La ocasión ha permitido que se entablara una breve pero simpática conversación, entre el presidente del gobierno y el esforzado del volante, que les relatamos a continuación:
Mientras el taxista termina de descargar los bultos del maletero, Zapatero se aproxima con su mejor sonrisa de vulcaniano perplejo y avanza con la mano extendida, firme como una pescadilla podre, para estrechársela.
- ¡Buenas tardes, ciudadano! ¿Cómo se llama usted?
El taxista termina de dejar el último bulto en el suelo, y se frota la mano en el culo dos veces antes de estrecharla, mirándole con sorna. Justo antes de estrecharle la mano, describe con la suya una parábola y le pasa por encima a
- “Enrique, pero los amigos me llaman Queco. Queco Jones para servirle”
- “¿Queco Jones?” (responde Zapatero todavía distraído por el extraño saludo.)
- “Qué cojones más grandes tienes, macho. Lo tuyo es demasié”
Zapatero continua sonriendo a lo Vulcano, un poco más si cabe, pero las cejas se le van poniendo cada vez más circunflejas.
- “Ejem, si. Y bueno, ejem, ¿cuanto tiempo lleva usted en el taxi?”
- “Pues supongo que un poco menos que tu puta madre, en el burdel, digo.”
A Zapatero se le va poniendo cada vez más cara de cumbre OTAN, pero sigue adelante.
- “Aaah, si, que interesanteee, y digamee, ¿cómo le va la vida? ¿le ha bajado el trabajo por la crisis?”
- “¿Crisis? ¿Cuala? ¿La que nos dijiste que no había hasta el mes de Septiembre, cabronazo? ¿La que cómo no había me he metido en un taxi nuevo? ¿Esa crisis?
Pues me va de circo.”
- “¿De circo?”
- “Si, y por el culo te la hinco.”
- “Pero eso no…no rima.”
- “Pues se la hinco a tu prima.”
A Zapatero le empieza a dar vueltas todo en la cabeza, pero aguanta un poco más no vaya a ser que los periodistas que están a unos metros, con Revilla, se percaten de la conversación.
- “Bue..bueno, espero que no le afecte mu…mucho.”
- “No, no mucho, como la trucha al trucho, no te jode. Echando más horas aquí, encadenao al taxi, por tu puta culpa. Hoy por lo menos, me llevo a casa las conservas que me ha regalao ese señor tan simpático del bigote, que ya me ha dao más que tu, mister bín de los huevos. Pues hala, a mamarla, y dile a Pepiño que más asco da él y todos vosotros, y que este año, el Madrí otra vez campeón de Europa. ¡Agur!”
Entra en el taxi y se marcha. Zapatero vuelve andando, con más pinta de Mr.Bean que nunca, hacia la puerta de palacio donde le espera Revilla.
- “¿Qué le contaba el taxista, Presidente?”
- “Que estaba preocupado por la crisis pero esperanzado por las medidas adoptadas por el gobierno socialista.”
En ese justo instante, el taxi, después de rodear la rotonda del jardín, vuelve a pasar por delante de la puerta y se despide –…aaabrrooooonn…-, tocando el claxon y sacando el dedo medio por la ventanilla.
Es un demagogo este gerifalte de provincias.
ResponderEliminarNo me sirve para político.
Lo del taxi con la merienda, tiene guasa, efectivamente.
ResponderEliminarCreo que es un montaje, Obama tiene su fontanero y Zapatero su taxista y a Revilla que le den morcillas, de,,,,
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